dejando en ellos una hendidura por donde se me escaparon las ganas.
Después,
en el mismo parque me pides una explicación y no puedo…
Las horas en silencio arrancaron a pedazos mi deseo
hoy, solo queda en mi regazo un puñado de vagos pensamientos que no importan.
Murió definitivamente aquella petición.
En este momento solo está el sabor de tu dedo
apresando sin remedio mis palabras.
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