La tarde es un plomazo cuando tienes que arrancar cada minuto a martillazos.
La tarde es un plomazo cuando una pared que cae en su agonía paga tu renta, y alivia tu hambre.
La tarde es un plomazo cuando la nostalgia te tira de la tráquea como la correa de un amo que te odia.
La tarde es un plomazo cuando no te quedan en el alma fuerzas para leer un libro, escribir un poema o sembrar un árbol. Las tardes así son plomazos que te van matando lentamente...
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